Y existes

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Sí, yo me imagino tu vida, que acaba en huesos…

Eres un hombre, y probablemente siempre lo has sido, no creo que hayas tenido la oportunidad de ser niño. Quizás jugaste con tus amigos en calles de hambre y cimientos derruidos. Amigos, muchos de ellos posiblemente estén muertos o como tú, en los huesos.

Supongo que te gustarían las mismas cosas que a mí, y que al igual que a mí, te costaría sostener la mirada al verte en esa imagen. Cuando hablo de ilusiones y lo que tenemos en común no me refiero a lo material que la sociedad en la que he vivido me ha puesto con la etiqueta de NECESARIO. Porque, ¿sabes? Aquí valoran los huesos, se mueren, nos morimos por tenerlos: el bonito hueco en las clavículas, las delicadas costillas y la cintura de avispa.
No hay nada bonito en ello, en buscarlo, quiero decir. Por eso me cuesta aguantar viendo tu rostro demacrado.

Porque sí, yo me imagino tu vida que acaba en huesos y pienso que has debido disfrutar lo mismo que yo amo de la vida, los besos de una madre, manos tiernas tendidas hacia ti; pero también has visto las armas apuntando al cielo o a la carne, el miedo en los ojos de tus vecinos o tus padres. Tus pasos siempre han sido más costosos y cansados. No hay nada glorioso en huir, nada glorioso en pasar hambre, no hay más que pena.
Y sé que no te habrás compadecido de cada pequeño obstáculo de tu breve paso por el mundo, porque has visto sufrir a demasiada gente, y sabes qué es lo importante.

Yo solo espero dejar mi comodidad, abandonar este lugar, o al menos la influencia de esta vida que me vende huesos como belleza, que se tira a las vías por no tener una gran casa y un trabajo que enriquezca. Que no te permite ver que una nota no te mide, que tu profesión será el amor que pongas en el otro, que no te da la virtud del que mira a sus seres queridos como si fuera la última vez, el valor de moverte y buscar.

Pero estás ahí hoy tirado así en el suelo y una mano acaricia tu cara. Y han lanzado tu foto a la papelera para que no existas.

Y EXISTES, EXISTES.

 

3 thoughts on “Y existes

  • El día que escribí esto llegué a casa aplastada por el peso de las vidas que se reflejaban en aquellas fotos impresas.

    Antes de enseñárselas a un grupo de jóvenes con los que haríamos una reflexión se decidió el tirar al contenedor un par de imágenes sobrecogedoras, pues consideraron que podrían herir enormemente su sensibilidad. Y para variar, se creyó que era mejor mantener la mirada apartada de ello. Estas fotos tenían como motivo un hombre, convertido en un saco de huesos y ojos sobresalientes por el hambre (en su huida hacia la “libertad”).

    La gente pensó en el resto de personas que aparecían en las láminas que podéis ver sobre la cama, no sé si solo durante el tiempo en el que hablamos o semanas y semanas después (como me sucedió a mí).
    Yo recordé además al hombre de la basura, porque EXISTE.

  • Este es el tipo de cosas que hay que publicar, “debería” ser al revés, que tú, por ser mayor que yo lo estuvieses de mí, pero estoy muuy orgulloso de ti, de tus avances, de publicar este texto tan bonito que, en parte, refleja una parte de la vida de todas las personas, ya sabes a qué me refiero… Sigue publicando cosas así, sin que pasen por tu escáner de conciencia, aunque dudo que este no lo haya hecho.
    Siga así, Doña Ana Herráez Vayá, me enorgullece leer este tipo de reflexiones.
    Un saludo enorme,
    Tu compañero de Camino, Omar

    • Ya ves, llevaba escrito desde hacía meses. Imagina las veces que he intentado dar al “click” y como tú dices todos los escáneres que ha pasado. Me alegra que te enorgullezcas de mí, yo también admiro tu modo de ver el mundo, ojalá pudiera aprender más de ti. Gracias por todo.

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