La douleur de Paris, la douleur du monde

La douleur de Paris, la douleur du monde

Hoy París ha amanecido con manchas de sangre seca, una en la frente y otra en las suelas. Por los jardines del Valle ha encontrado metralletas, y sus balas ya se funden para hacerle al racismo una daga nueva.

Un clamor unánime se ha elevado, atravesado alambres, metal candente en Eiffel, hormigón en mi casa y la carne de él en un teatro. Es el grito rasgado, impotente que va antes de la lágrima abrasando tu mejilla.

No vuelvo a ver rostros amables, defendiendo lo que es justo. Pues el miedo ha arrastrado, en el aluvión de granadas, la bondad de los que confiaban en una humanidad de esperanzas.

Esperanzas inmoladas en la noche, llena de estrellas tristes y ejércitos organizándose.
Mañana solo habrá más armas en un París que ha amanecido, con un escalofrío.

Una fe ciega es admirable si la pones en la mano del que te da la mano, no en el botón que acaba con tu vida, con la vida, con la alegría, con el respeto de unos cuantos.
Hoy París se ha despertado no solo con tinieblas, gritos y tumbas con sus nombres grabados…

Se ha despertado con odio. Y el odio, no lleva a ningún lado.

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